Fotografías destacadas del concurso National Geographic Traveller

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Una conmovedora fotografía tomada en el norte de Vietnam ha ganado el primer puesto en una de las competiciones de fotografía de viajes más importantes del mundo. La imagen, capturada en la región montañosa de Lào Cai, retrata a una anciana trabajando en un bordado tradicional bajo la atenta mirada de su bisnieta. Este retrato ha sido alabado por su calidez, composición y profundidad emocional, capturando un momento de transmisión cultural y conexión entre generaciones.

La escena, envuelta en luces suaves y sombras intensas que revelan la textura del entorno, fue seleccionada como la ganadora principal entre miles de postulaciones. Según la organización del certamen, la imagen logra capturar “un momento entre generaciones que refleja belleza, humanidad y una profunda narrativa visual”. El bordado, una práctica ancestral en las comunidades Dao Rojas de Vietnam, adquiere aquí un carácter simbólico de legado y resistencia cultural.

Este año, el certamen recibió una notable cantidad de fotógrafos de Reino Unido e Irlanda, tanto amateurs como expertos. Las secciones en evaluación abarcan paisaje, vida silvestre, vida urbana, retrato, gastronomía y portafolio. En cada categoría, las fotos elegidas han mostrado una calidad técnica excepcional y una potente habilidad narrativa, presentando diferentes puntos de vista del mundo y sus culturas.

Dentro de la sección de paisajismo, destaca una foto tomada desde el aire de una piscina geotérmica en Hveravellir, Islandia. Visto desde lo alto, el estanque ovalado evoca la forma de un ojo humano, rodeado por un terreno volcánico envuelto en vapor, lo que le confiere un aspecto casi místico a la imagen.

Por su parte, en la sección de vida silvestre, una instantánea que muestra el inesperado encuentro entre un águila perdicera y un zorro en un paisaje natural de Toledo, España, ha sido una de las más comentadas. La tensión entre ambos animales, captada en una fracción de segundo, transmite el dinamismo y la crudeza de la naturaleza salvaje.

El área de cocina resaltó la imagen de un restaurante típico tibetano. Allí, una familia ofrece platillos en un ambiente modesto pero acogedor, con elementos que narran la vida cotidiana en áreas alejadas y la importancia de la tradición gastronómica. La imagen fue calificada como “alentadora” por los jueces, quienes elogiaron su estructura y gama de colores.

Otro de los premios notables fue otorgado a un conjunto de diez fotografías que ilustra la vida diaria en varias áreas del sudeste asiático. Estas imágenes fueron elogiadas por su consistencia visual y la riqueza de la narrativa que presentan en conjunto.

El certamen no solo busca premiar la excelencia técnica, sino también fomentar una mirada reflexiva y crítica sobre el mundo que habitamos. Las imágenes ganadoras logran conectar al espectador con realidades distintas, mostrando desde rincones poco conocidos hasta la majestuosidad de paisajes remotos. Más allá del impacto estético, muchas de las obras presentadas este año han sido valoradas por su capacidad para denunciar, emocionar o despertar curiosidad.

Los organizadores destacaron que la edición de 2025 ha sido una de las más competitivas hasta la fecha, con miles de postulaciones que elevaron el estándar general del concurso. A lo largo de sus ediciones, el certamen ha evolucionado hasta convertirse en una plataforma clave para visibilizar tanto nuevos talentos como fotógrafos ya consolidados.

Todas las fotografías que resulten ganadoras o finalistas se mostrarán en una galería digital abierta al público, permitiendo que personas de todo el mundo puedan apreciar y meditar sobre estos relatos visuales globales. La fotografía, siendo un lenguaje universal, continúa exhibiendo su capacidad para unir a individuos, culturas y sentimientos, trascendiendo límites geográficos.

Por Luis Hernández